Los
videojuegos siempre me han entusiasmado, recuerdo pasarme horas cuando era un
niño con mi Amstrad CPC 464, luego con una NES clónica, y finalmente pasarme
horas en los salones recreativos a principios de los noventa, fascinado por los
fantásticos juegos de Capcom y sobre todo con el omnisciente Street Fighter II.
Pasé tardes enteras allí, observando partidas, jugando contra otros hablando de
juegos, intentando pasarnos la siguiente fase, eludiendo a los ladronzuelos y a
los pedigüeños.
Años
después llegó la quinta generación de consolas, la llamada era de las 32 bits, y
los juegos cada vez eran mejores y más complejos y esos lugares empezaron a
perder afluencia. Guardo con cariño esas últimas tardes de los viernes en
salones míticos de Madrid haciendo torneos espontáneos de juegos de lucha, de
Street Fighter Alpha 2, KOF, o pasándonos entre cuatro el Dungeons &
Dragons... Pero el estertor de la década de los noventa coincidió con el cierre
de la mayoría de los recreativos, fue algo inevitable. Ahora tocaba quedarse en
casa, invitar a tus amigos los fines de semana y con la primera Xbox, empezar a
jugar online.
En
la actualidad el juego online está muy normalizado, al comprar una Xbox One o
una PlayStation 4 ya estamos acostumbrados a actualizaciones de juegos, DLC,
compras digitales, logros online, etcétera. Incluso Capcom con su último Street
Fighter V ha obviado el clásico modo historia para dedicarse única y
exclusivamente al juego online y los eSports; la nueva élite de jugadores tiene
una horda de admiradores y patrocinadores que siguen sus torneos a través de
canales especializados y YouTube, los nuevos deportes electrónicos empiezan a
mover mucho dinero. Nuevos tiempos que, como buen abuelo cebolleta, me hacen
echar de menos el entorno social de los recreativos, de esos juegos arcades que
te pasabas con apenas cinco duros, juegos directos, sin rémoras, que se
encargaban durante media hora de conquistar tu tiempo.
La
idea de empezar un blog de reseñas retro surgió al descubrir canales en YouTube
que se dedicaban a pasarse juegos de arcade mientras comentaban la partida. Me
pareció muy divertido, sobre todo el reto de hacerlo con un solo crédito (1CC)
porque eso te obligaba a conocer el juego en profundidad, pero es que además
mientras jugaban contaban datos que habían recopilado del juego, sus versiones,
la compañía, curiosidades y bugs que se habían encontrado, los patrones que
habían memorizado, etcétera. Resultaba casi didáctico, y pensé en hacer algo
parecido, pero al final he preferido grabar solo la partida y crear un blog con
la reseña aparte. Los blogs, aunque
resulten anacrónicos en esta época intrínsecamente multimedia, me siguen gustando,
y me temo que con lo perfeccionista y obsesivo que soy si me pusiera a editar
partidas y grabar el comentario encima tardaría mucho más tiempo, y por
desgracia el tiempo que podemos dedicar a nuestros hobbies es siempre demasiado
limitado.
Terminadas
las explicaciones solo resta daros la bienvenida a este humilde rincón donde
prometo ensalzar todos esos juegos retro que, a pesar de los años
transcurridos, todavía conservan intacta su diversión y su enorme jugabilidad. Un
saludo a todos.
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