Videojuego arcade muy popular en la segunda mitad de los años 80, fue
creado por la casa japonesa Capcom y publicado en su pais de origen con el
nombre de Black Dragon (ブラックドラゴン, Burakku Doragon?) y más tarde popularizado
en el resto del mundo como Black Tiger. El procesador de su placa base es el
conocido Z80 (@ 4 MHz) y el sonido multicanal proviene de dos chips YM2203 (@
3.579545 Mhz).
La recreativa sigue la estela generada por el clásico Ghosts ‘n Goblins,
de la misma compañía nipona, en cuanto al encuentro de nuestro héroe particular
frente a todo tipo de fantasmagóricos personajes de toda índole surgidos del
averno. Un valeroso bárbaro ha de enfrentarse al mundo de unos temibles
dragones llegados del cielo que han poblado de tinieblas su territorio con su
inmenso poder y la ayuda de un infecto ejército de monstruos y legiones de
espíritus virtualmente indestructibles, siendo su máximo líder un poderoso
dragón negro.
El juego consta de ocho niveles frenéticos dominados por toda suerte de
obstáculos, pero también de ciertas facilidades que serán conseguidas en parte
por los muchos cofres y jarrones repartidos en cada nivel, y también por unos
druidas que han caido sumidos en un profundo sueño, presos del poder oscuro, y
solo pueden ser despertados si les tocas. Cada uno de estos niveles cuenta con
un jefe final distinto, más poderoso que el jefe anterior: bloques vivientes de
piedra, una gárgola, dos grandes guerreros demoniacos y tres dragones, siendo
el último de ellos el temido dragón negro. Tras combatirlo sin piedad habremos
acabado el juego, tras felicitarnos por nuestra heroicidad.
Contamos con la ayuda de druidas que nos darán todo tipo de facilidades,
o incluso consejos gratis: monedas «zenny» extra, tiempo extra, pociones
anti-veneno o vitalidad extra y otros nos abrirá su tienda particular en la que
podemos comprar con el dinero conseguido -tras derribar a nuestros enemigos (su
presencia en el mundo de los humanos tiene un precio) y abrir ciertos cofres-
desde armaduras y mazas más potentes, pasando por botellas de antídotos contra
el contacto venenoso con los demonios y llaves que nos permitirán abrir los
muchos arcones que encontraremos a lo largo del juego.
En todos los niveles, existen escondidos unos items que si los cojemos
nos darán puntos extra, energía extra o incluso añadirá una vida más a nuestro
contador. Para ello, hay que ir disparando nuestro armamento contra ciertas
paredes, que las iremos memorizando en cuanto sepamos dónde están. Por ejemplo,
justo al empezar el juego nos vamos a la izquierda para conseguir el primer
item.
También una serie de jarrones contienen en su interior desde útiles
monedas, llaves y tiempo extra, hasta amorfos seres venenosos que habremos de
evitar a toda costa. Para abrirlos, hay que darles una «caricia» con nuestra
maza.
Los enemigos: son muchos y cada vez más temibles, incluyendo esqueletos vivientes
que a la menor ocasión te lanzarán sus cabezas sobre tí. Estos esqueletos, al
resto que los demás, tienen más valor, con lo que nuestra cuenta de monedas
zenny se ve incrementada notablemente. Prácticamente todos los enemigos dejan
tras de sí una moneda zenny por un determinado valor, o incluso no te dejarán
nada en su lugar. Los hay de muchas formas y tamaños, hasta pueden surgir de
debajo del suelo, incluyendo plantas carnívoras.
Los cofres: hay también un buen número de ellos en cada nivel y cuentas
al principio del juego con una cantidad limitada de llaves para abrirlos.
Cuando vayas a comprar algún artículo al druida de turno, consigue más llaves
en caso de necesidad. Algunos te conceden una buena cantidad de dinero extra,
otros pócimas de vitalidad y energia, pero otros son mejor evitarlos. Si al
abrirlos no ofrecen nada al momento, prepárate para echarte atrás o avanzar
rápido, puesto que una ristra de explosiones flamígeras te seguirán hasta
desaparecer.
La versión original japonesa (Black Dragon) tiene algunas diferencias
con respecto a la versión americana, en cuanto a dificultad se refiere:
– Las rocas que nos caen encima son algo más numerosas.
– Ciertos enemigos dejan monedas de mayor valor.
– Los artículos son más caros de comprar.
– Casi todos los jefes finales son más agresivos y te proporcionan una
mayor bonificación.
Pero quizás la mayor diferencia entre ambas versiones está en los
últimos jefes finales de nivel: los tres dragones y los guerreros de los
niveles 5 y 7. En la versión americana, es posible agacharse y evitar ser
dañado cuando los jefes tocan mínimamente a nuestro luchador así como sus
proyectiles no le alcanzan. Sin embargo, en la japonesa esto no es posible.
Tardarían apenas dos años en aparecer las
consecuentes versiones para los ordenadores domésticos, tras el éxito de la
máquina en todo el mundo, viendo la luz Black Tiger por obra y gracia de
Tiertex Ltd., para el sello U.S. Gold, en los sistemas Amstrad CPC, Commodore
Amiga, Atari ST y ZX Spectrum en 1989. Solo la versión para Commodore 64 tardó
algo más en salir, en 1990, habiendo sido desarrollado por Softworx. De todas
ellas, la mejor conversión corresponde a la del Commodore Amiga, muy fiel al
arcade original en cuanto a diseño y mapeado, pese a su scroll algo brusco y
unos controles poco fiables. La de Amstrad es bastante parecida gráficamente a
la del Spectrum, salvo por un mejor sonido.
Una emulación del arcade se incluyó en los packs Capcom Classics
Collection: Remixed for PlayStation Portable y Capcom Classics Collection Vol.
2 para las consolas PlayStation 2 y Xbox. También se encuentra disponible para
su descarga gratuita en GameTap.
Su frenetismo y su creciente dificultad hacen de esta recreativa ser
objeto de adicciones múltiples. De hecho, ya me enganchó muchísimo en su dia y
ser capaz tras muchas partidas de llegar al final del juego, a pesar de que me
habré dejado mucho de mi asignación semanal en él, pero bien mereció la pena el
esfuerzo y mi entrega. Reconozco que era una época que siempre me quedará
marcada por mi afición a las recreativas, incluso desde mucho antes. Si no
fuera porque cuando tuve mi Spectrum fui abandonando los salones arcade en mi
propio beneficio, cuando cayó en mis manos la conversión para este ordenador,
quedé un poco decepcionado, no solo porque haya menos niveles y el mapeado no
sea el mismo respecto del original, sino porque perdía esa magia que lo hacía
tan especial: los items escondidos, el scroll fluido y esos gráficos tan
definidos y expresivos de los muchos bichejos…
Gracias al emulador M.A.M.E. es posible volver a recrear aquella
experiencia, pero os aconsejo que no os paséis de rosca con el tiempo delante
de la recreativa, porque pica una barbaridad… superadictiva, superdifícil en
sus últimos niveles, pero superable tras una larga experiencia jugando con él.
Me gusta incluso más que el Ghosts ‘n Goblins, del que ya dedicaré un artículo
como éste.
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