martes, 19 de diciembre de 2023

Black Tiger (Capcom, 1987)

 
Videojuego arcade muy popular en la segunda mitad de los años 80, fue creado por la casa japonesa Capcom y publicado en su pais de origen con el nombre de Black Dragon (ブラックドラゴン, Burakku Doragon?) y más tarde popularizado en el resto del mundo como Black Tiger. El procesador de su placa base es el conocido Z80 (@ 4 MHz) y el sonido multicanal proviene de dos chips YM2203 (@ 3.579545 Mhz).
La recreativa sigue la estela generada por el clásico Ghosts ‘n Goblins, de la misma compañía nipona, en cuanto al encuentro de nuestro héroe particular frente a todo tipo de fantasmagóricos personajes de toda índole surgidos del averno. Un valeroso bárbaro ha de enfrentarse al mundo de unos temibles dragones llegados del cielo que han poblado de tinieblas su territorio con su inmenso poder y la ayuda de un infecto ejército de monstruos y legiones de espíritus virtualmente indestructibles, siendo su máximo líder un poderoso dragón negro.
 
El juego consta de ocho niveles frenéticos dominados por toda suerte de obstáculos, pero también de ciertas facilidades que serán conseguidas en parte por los muchos cofres y jarrones repartidos en cada nivel, y también por unos druidas que han caido sumidos en un profundo sueño, presos del poder oscuro, y solo pueden ser despertados si les tocas. Cada uno de estos niveles cuenta con un jefe final distinto, más poderoso que el jefe anterior: bloques vivientes de piedra, una gárgola, dos grandes guerreros demoniacos y tres dragones, siendo el último de ellos el temido dragón negro. Tras combatirlo sin piedad habremos acabado el juego, tras felicitarnos por nuestra heroicidad.
 
Contamos con la ayuda de druidas que nos darán todo tipo de facilidades, o incluso consejos gratis: monedas «zenny» extra, tiempo extra, pociones anti-veneno o vitalidad extra y otros nos abrirá su tienda particular en la que podemos comprar con el dinero conseguido -tras derribar a nuestros enemigos (su presencia en el mundo de los humanos tiene un precio) y abrir ciertos cofres- desde armaduras y mazas más potentes, pasando por botellas de antídotos contra el contacto venenoso con los demonios y llaves que nos permitirán abrir los muchos arcones que encontraremos a lo largo del juego.
 
En todos los niveles, existen escondidos unos items que si los cojemos nos darán puntos extra, energía extra o incluso añadirá una vida más a nuestro contador. Para ello, hay que ir disparando nuestro armamento contra ciertas paredes, que las iremos memorizando en cuanto sepamos dónde están. Por ejemplo, justo al empezar el juego nos vamos a la izquierda para conseguir el primer item.
 
También una serie de jarrones contienen en su interior desde útiles monedas, llaves y tiempo extra, hasta amorfos seres venenosos que habremos de evitar a toda costa. Para abrirlos, hay que darles una «caricia» con nuestra maza.
 
Los enemigos: son muchos y cada vez más temibles, incluyendo esqueletos vivientes que a la menor ocasión te lanzarán sus cabezas sobre tí. Estos esqueletos, al resto que los demás, tienen más valor, con lo que nuestra cuenta de monedas zenny se ve incrementada notablemente. Prácticamente todos los enemigos dejan tras de sí una moneda zenny por un determinado valor, o incluso no te dejarán nada en su lugar. Los hay de muchas formas y tamaños, hasta pueden surgir de debajo del suelo, incluyendo plantas carnívoras.
 
Los cofres: hay también un buen número de ellos en cada nivel y cuentas al principio del juego con una cantidad limitada de llaves para abrirlos. Cuando vayas a comprar algún artículo al druida de turno, consigue más llaves en caso de necesidad. Algunos te conceden una buena cantidad de dinero extra, otros pócimas de vitalidad y energia, pero otros son mejor evitarlos. Si al abrirlos no ofrecen nada al momento, prepárate para echarte atrás o avanzar rápido, puesto que una ristra de explosiones flamígeras te seguirán hasta desaparecer.
 
La versión original japonesa (Black Dragon) tiene algunas diferencias con respecto a la versión americana, en cuanto a dificultad se refiere:
 
Las rocas que nos caen encima son algo más numerosas.
Ciertos enemigos dejan monedas de mayor valor.
Los artículos son más caros de comprar.
Casi todos los jefes finales son más agresivos y te proporcionan una mayor bonificación.
 
Pero quizás la mayor diferencia entre ambas versiones está en los últimos jefes finales de nivel: los tres dragones y los guerreros de los niveles 5 y 7. En la versión americana, es posible agacharse y evitar ser dañado cuando los jefes tocan mínimamente a nuestro luchador así como sus proyectiles no le alcanzan. Sin embargo, en la japonesa esto no es posible.
 
Tardarían apenas dos años en aparecer las consecuentes versiones para los ordenadores domésticos, tras el éxito de la máquina en todo el mundo, viendo la luz Black Tiger por obra y gracia de Tiertex Ltd., para el sello U.S. Gold, en los sistemas Amstrad CPC, Commodore Amiga, Atari ST y ZX Spectrum en 1989. Solo la versión para Commodore 64 tardó algo más en salir, en 1990, habiendo sido desarrollado por Softworx. De todas ellas, la mejor conversión corresponde a la del Commodore Amiga, muy fiel al arcade original en cuanto a diseño y mapeado, pese a su scroll algo brusco y unos controles poco fiables. La de Amstrad es bastante parecida gráficamente a la del Spectrum, salvo por un mejor sonido.
 
Una emulación del arcade se incluyó en los packs Capcom Classics Collection: Remixed for PlayStation Portable y Capcom Classics Collection Vol. 2 para las consolas PlayStation 2 y Xbox. También se encuentra disponible para su descarga gratuita en GameTap.
 
Su frenetismo y su creciente dificultad hacen de esta recreativa ser objeto de adicciones múltiples. De hecho, ya me enganchó muchísimo en su dia y ser capaz tras muchas partidas de llegar al final del juego, a pesar de que me habré dejado mucho de mi asignación semanal en él, pero bien mereció la pena el esfuerzo y mi entrega. Reconozco que era una época que siempre me quedará marcada por mi afición a las recreativas, incluso desde mucho antes. Si no fuera porque cuando tuve mi Spectrum fui abandonando los salones arcade en mi propio beneficio, cuando cayó en mis manos la conversión para este ordenador, quedé un poco decepcionado, no solo porque haya menos niveles y el mapeado no sea el mismo respecto del original, sino porque perdía esa magia que lo hacía tan especial: los items escondidos, el scroll fluido y esos gráficos tan definidos y expresivos de los muchos bichejos…
 
Gracias al emulador M.A.M.E. es posible volver a recrear aquella experiencia, pero os aconsejo que no os paséis de rosca con el tiempo delante de la recreativa, porque pica una barbaridad… superadictiva, superdifícil en sus últimos niveles, pero superable tras una larga experiencia jugando con él. Me gusta incluso más que el Ghosts ‘n Goblins, del que ya dedicaré un artículo como éste.

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