domingo, 17 de septiembre de 2017

Blood Bros (1990 TAD Corporation)

En 1990 TAD Corporation estrena ‘Blood Bros’, secuela espiritual de ‘Cabal’. Cuenta la historia de un indio y un vaquero que son hermanos de sangre y que unen sus fuerzas para dar caza a ‘Gran malvado John’ un despiadado bandido, siendo el escenario de sus aventuras es el Salvaje Oeste. Es un juego que podíamos catalogar de shooter, en el que disponemos de una mirilla la cual movemos por la pantalla para ir derribando a los enemigos, mientras nos movemos de izquierda a derecha para ir esquivando los proyectiles de estos. El objetivo está claro: acabar con todo lo que se mueva, para ello contamos con tres botones para la acción: uno para disparar, otro para esquivar las balas a modo de volteretas, y un tercer botón que sirve para lanzar cartuchos de dinamita, cuyo poder destructivo es bastante elevado. Contamos también con dos armas especiales: escopeta recortada y ametralladora.

Para superar las fases hay que cumplir con el requisito total de enemigos/edificaciones a destruir, representado por una barra en la zona inferior de la pantalla de juego. Existen un total de cinco fases (divididas en cuatro áreas) teniendo al final de cada una de ellas un enfrentamiento importante con un jefe final; exactamente igual que en ‘Cabal’. Prácticamente todo lo que aparece en pantalla es susceptible de ser destrozado, desde edificios hasta barriles o montañas. La mayoría de ellos nos recompensarán con distintos bonus ya sea en forma de puntos, armas o bombas. De hecho existe un mini juego en todos los escenarios que consiste en pegar tiros a una lata azul que irá rebotando hacia arriba, y cuantas más veces la hagamos rebotar más y más alta será la recompensa, buen truco para conseguir armas especiales y vidas extra. Gráficamente destaca por lograr un efecto de profundidad pseudo 3D muy en línea a lo visto en cuanto a scaling entre los arcades de Sega, para ello juega inteligentemente con distintos tamaños de sprites para simular esa sensación de profundidad. El caos destructivo no conlleva ralentizaciones, de hecho todo es muy fluido. En cuanto a la música, se puede afirmar que es uno de los aspectos más flojos, pero los efectos sonoros dan mucha personalidad al juego y compensan con creces el aspecto sonoro, dando al juego una ambientación genial.

Jugablemente supone un desafío ya que cuenta con una dificultad muy ajustada para mantenernos en tensión casi desde el primer nivel. Conforme avanzan los escenarios irá en aumento hasta llegar a momentos con enemigos y proyectiles ocupando toda la pantalla. Eso sí, gracias a un control muy bien implementado y ágil conseguiremos salir indemnes de situaciones que parecían imposibles. Es un juego muy adictivo, una experiencia intensa y sencilla en su planteamiento, con mucho sentido del humor. Aquí también tenemos a nuestro personaje realizando cabriolas cada vez que supera un nivel, a cerdos o vedettes a las que podemos disparar para conseguir bombas, etcétera.

Este tipo de juegos, estilo Cabal, no tuvo mucho más representación en el mercado; lo más destacable fue el juegazo ‘Wild Guns’ (1994) para Super Nintendo, ‘Sin & Punishment’ (2000), ‘Sin and Punishment: Succesors of the Skies’ (2010) y ‘Zombie Panic in Wonderland’ (2010). Una lástima.

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