sábado, 16 de septiembre de 2017

Hook (1992 Irem)

Hook fue una película dirigida por Steven Spielberg que salió en 1992, protagonizada por Robin Williams, Dustin Hoffman y Julia Roberts, que tuvo varias licencias para videojuegos. Irem lanzaría un videojuego arcade; Sony sería la encargada de lanzar las versiones para las consolas; y por último Ocean Software distribuyó una aventura gráfica desarrollada por Shadow Software, siendo el único título de este género lanzado por la empresa británica.

El arcade de Irem no trascendió en la memoria colectiva como uno de los grandes clásicos beat'em up de los noventa, pero sigue siendo una pequeña joya que bien merece algunas líneas.

 La jugabilidad que nos presenta es la típica de los beat’em up de la vieja escuela, aquellos en los que debíamos enfrentarnos a la horda de enemigos que se nos pusiese por delante. Para ello dispondremos de distintos personajes que poder seleccionar al comienzo de cada partida, la diferencia principal entre todos ellos (además del aspecto físico) está en los tres parámetros que nos indicarán en qué es mejor cada personaje y que son: alcance, fuerza y velocidad. Una cosa a destacar es que permite cuatro jugadores simultáneos. En cuanto a las acciones disponibles también son las típicas del momento: dos botones, ataque y salto, combinación de los dos un golpe especial, y luego salto y patada, golpe fuerte y, quizás es lo más interesante del juego, la opción de rematar a los enemigos en el suelo.

La ambientación está totalmente inspirada en piratas, y la variedad de enemigos a los que podemos llegar a hacer frente es bastante más amplia de lo habitual y va más allá de la típica jugada de cambiar el patrón de colores de un enemigo a otro. Los objetos o power-up son los típicos del género: los que nos ayudarán a recuperar energía, armas (totalmente ambientadas en elementos aparecidos en la película) y las típicas joyas que suman puntos a nuestro marcador, para estos últimos se eligió un aspecto de tesoros y botines piratas.

Los jefes finales son de lo mejor del juego, todo tipo de personajes de enormes proporciones, con varios patrones, pero que tampoco nos pondrán las cosas demasiado difíciles. El juego cuenta con seis fases, se pasa en una media hora, y tiene un nivel de dificultad sencillo en comparación con los grandes clásicos, este fue otro de esos juegos que me pasé con un solo crédito en los arcades, quizás por eso le tengo cierto cariño. En resumen: un beat'em up bastante desconocido, pero que tiene una jugabilidad precisa y variada, con muchos elementos en pantalla con los que interaccionar, buenos gráficos y melodías, y muy recomendable para echar unas partidas y probarlo alguna vez.

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