viernes, 15 de septiembre de 2017

Final Fight (1989 Capcom)

          Technos había sentado las bases del beat 'em up con los memorables Renegade (1986) y Double Dragon (1987), pero fue Capcom con Final Fight (1989) la que encumbró el género a los altares, tal y como haría con la lucha versus un par de años después gracias a Street Fighter II.

Su grandeza reside en sus innovaciones, como la posibilidad de seleccionar entre tres personajes (Guy, Cody y Haggar) que poseen técnicas y ataques completamente diferentes entre sí, cuando lo habitual por aquel entonces era disponer de un único personaje compartido incluso en partidas de dos jugadores. Aunque, siendo precisos, es un mérito compartido con otro histórico beat 'em up de la época: el Golden Axe. Concretando un poco más Guy era el más rápido y ágil de los tres, aunque también el más débil, Haggar representaba el arquetipo de luchador fuerte pero lento y Cody se reservaba el papel de personaje más equilibrado en cuanto a agilidad y fuerza, quizás el más indicado para partidas en solitario.

El argumento tenía como escenario Metro City, la ciudad con mayor tasa criminal de todo Estados Unidos. Políticos y policías corruptos se venden al mejor postor mientras las bandas criminales campan a sus anchas por toda la metrópoli. Pero todo parece cambiar cuando un antiguo luchador de wrestling, Mike Haggar, es elegido como nuevo alcalde de Metro City. La organización criminal más poderosa de la ciudad, Mad Gear, tras ver que el nuevo alcalde no puede ser comprado, rapta a su hija para que así éste no pueda seguir actuando. Pero Haggar no es un alcalde cualquiera, y se echa a las calles para repartir justicia, en su odisea le acompañan Cody, novio de Jessica, y Guy, viejo amigo de la pareja.

El juego tiene seis largas fases (barrios bajos, metro, bulevar, zona industrial, paseo marítimo y centro de la ciudad) y cuenta con un apartado visual fabuloso. Los programadores supieron retratar a la perfección el entorno urbano y callejero cien por cien ochentero, todo gracias a unos gráficos impecables y unos sprites gigantescos que destacan incluso hoy en día. Ese cuidado en el diseño, la animación y los detalles se trasladaba también a los enemigos, donde hay desde lanzadores de cuchillos, gordos que se abren paso a cabezazo limpio, moteros, o forzudos expertos en lucha libre, hasta los carismáticos jefes de nivel, como Sodom y Rolento, reciclados después en la saga Street Fighter Alpha.

Como curiosidad al realizar la versión estadounidense para Super Nintendo existió una polémica porque aparecían unas mujeres en el nivel dos -Poison y su compañera Rosy-, unos sprites estilo punk, cabello largo rosado, vestidas únicamente con un pantalón corto, top blanco, gorra de policía, y unas esposas en la cintura, y al tester le parecía inadecuado que el protagonista pegase a mujeres. Akira Yasuda afirmó que Poison y Roxy eran transexuales, pero a pesar de esa salida ingeniosa tuvieron que reemplazar los sprites por dos punks llamados Billy y Sid. Por tanto en Japón se considera a Poison un transexual y en el resto del mundo la consideran una mujer.
 
            Si tuviera que destacar una conversión sería la de Mega CD, Sega compró la licencia y se encargó personalmente de adaptar Final Fight. El resultado es superior al arcade original en varios aspectos, primero al incluir voces en los diálogos entre personajes, y también al añadir una nueva banda sonora elaborada con instrumentos reales que convertía las ramplonas músicas del arcade original en todo un festival melódico. Incluso se agregó un modo Time Attack de lo más adictivo, ambientado en escenarios inéditos en la recreativa.

 Sigue sorprendiendo cómo un juego tan simple y repetitivo como Final Fight puede llegar a ser tan absorbente y divertido. Los personajes cuentan con pocos ataques (un combo simple, salto con patada, un par de presas), y tres armas secundarías, y los enemigos en pantalla, más allá de su aleatoriedad y patrones, se repiten sin cesar fase tras fase. Quizás el secreto es la enorme dificultad, a la altura de otro clásico como el Knight of the Round. Los enemigos, sobre todo en las últimas fases, pueden rodearte y quitarte una vida al mínimo error, incluso cuando te estás levantando, se nota ahí que el golpe especial de dos botones no está bien implementado, la penúltima fase es tan larga que si no tienes cuidado pueden quitarte una vida por tiempo… muchas cosas, sin contar además con los complicados jefes finales. Quizás es el reto lo que ha exacerbado la adicción a este título, el hecho de buscar patrones, memorizar todo la partida, encontrar trucos como el famoso de los puños infinitos, etcétera.

Antes de intentar el 1CC (terminarlo con un solo crédito sin continuar) mis recomendaciones son que veáis varias partidas en YouTube y que os arméis de paciencia: es uno de los retos más masoquistas y frustrantes que hay dentro de los arcades. La satisfacción de dominar el juego está ahí, eso es indudable, pero mi experiencia es que dependes mucho de la suerte en demasiadas partes, está claro que Capcom depuró mucho sus juegos en años posteriores y que este, al ser de los primeros, carece de ciertos balanceos necesarios para que la experiencia resulte totalmente perfecta. En cualquier caso, totalmente recomendable, un juego que hizo historia.

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