lunes, 18 de enero de 2021

Dragon Ball Z: Super Butōden 2 (Bandai, 1993)

Si revisamos el catálogo japonés de cualquier consola de éxito veremos que tiene un número considerable de juegos basados en animes o mangas. Muchos de esos juegos jamás llegaban a occidente y solo se podían jugar comprando el juego de importación (usualmente a precios prohibitivos). Incluso juegos basados en series tan famosas por estos lares como Dragon Ball se quedaron en Japón para descontento de sus fans occidentales. Afortunadamente, en Francia la cultura otaku fue tan popular que algunas compañías japonesas pensaron que valía la pena invertir en sacar algunos de esos juegos de Japón exclusivamente para el mercado francés.

        Por simple cercanía territorial muchos de esos juegos se comercializaron también en España, donde la fiebre por las series japonesas era suficientemente grande como para obtener beneficios aunque se vendiese el juego en francés (incluyendo eso sí, una copia de las instrucciones en español). Uno de los títulos de Dragon Ball que llegó a occidente para Super Nintendo fue ‘Dragon Ball Z Super Butōden’ (Dragon Ball Z en Europa, 1993), un juego de lucha mediocre, pero con muchas novedosas ideas que transmitían muy bien el espíritu de la serie, como dividir la pantalla cuando los personajes se alejaban mucho, o la posibilidad de luchar en el cielo o tierra lanzando las magias más famosas de cada personaje.

        Las buenas ideas de ese juego se pulieron y mejoraron en su secuela ‘Dragon Ball Z Super Butōden 2’ que también llegó a Francia y España bajo el nombre ‘Dragon Ball Z La Legende Saien’ en 1994. El juego gráficamente es espectacular, y tanto los variados escenarios (algunos incluso debajo del agua) como el tamaño de los sprites, mejoran mucho lo visto en su predecesor. El único lastre es que solo cuenta con diez personajes: Goku, Gohan, Trunks, Vegeta, Piccolo, Cell, Cell Jr, Broly, Bojack y Zangya. Estos tres últimos personajes fueron una sorpresa en su día, pues provienen de las películas de Dragon Ball y no eran muy conocidos cuando el juego se anunció. Como curiosidad decir que en la versión japonesa del juego, Broly y Son Goku son personajes secretos y se han de desbloquear con un truco, pero en la versión europea están disponibles desde el principio. Cada personaje cuenta con unos ocho ataques especiales incluyendo los súper ataques que además de consumir mucha energía hacen que el juego se detenga y se enfoque al personaje al realizarlo. Cuando esto último sucede, podemos realizar un contraataque que dará lugar a los clásicos choques de ‘Kame Hame Ha’ que ganará el jugador que presione más veces el botón A y que es uno de los momentos más gratificantes del juego si jugáis contra un amigo. Además de estos movimientos, todos los personajes tienen un Meteor Attack, estos ataques son los más dañinos del juego y lanzarán al rival contra las rocas o lo estamparán contra el suelo (según el escenario donde peleéis).

        Si hay una cosa única en este juego es su modo historia, que se desarrolla mediante diálogos y escenas que tratan de imitar a un capítulo de la serie (salvando las distancias). En este modo solo podemos elegir a Gohan, Vegeta, Piccolo o Trunks, la historia del juego está dividida en tres episodios fijos (Cell, Los piratas y el Saiyan Legendario) pero el contenido de estos pueden variar ligeramente basándose en las victorias y derrotas de nuestro personaje, así como de las decisiones que tomemos durante el juego. Esto puede dar lugar a situaciones tan raras como que si perdemos siempre, sea otro personaje el que elimine al enemigo quedando él como héroe o que en algunas partidas tengamos que buscar las bases de los piratas para eliminarlas todas, pero en otras solo tengamos que eliminar a los piratas.

        Este modo está lleno de curiosidades y guiños a los fans de la serie, por ejemplo antes del combate contra Cell, Mr Satan aparecerá para hacerse el héroe y caer humillado exactamente igual que en la serie. También veremos muchos personajes secundarios (Chichi, Bulma, Dende, Mr Popo o Krilin) mientras recorremos el mundo buscando las bolas de dragón e incluso podemos provocar algunas de las situaciones más épicas de la serie (como que aparezca el espíritu de Goku para ayudar a Gohan a matar a Cell) si cumplimos algunas condiciones. Como curiosidad también existe un truco para activar el modo ‘turbo’ y que el juego sea más acelerado de lo normal, al estilo ‘Street Fighter II': Hyper Fighting’. Por último comentar que este modo de juego tiene dos finales, uno común y otro especial que solo saldrá si hemos logrado llegar hasta el enfrentamiento final contra Broly. Además del modo historia existen otros modos de juego: modo versus, donde podemos elegir jugar combates contra otro jugador o la consola, y el modo Campeonato donde podemos participar en una competición de hasta ocho luchadores para emular los clásicos torneos de la serie. Lo gracioso de este modo es que los personajes aparecerán representados con caricaturas hasta que empiecen los combates.

        La música del juego es tan variada que incluso tiene temas que difícilmente se relacionarían con un juego de lucha. Es bastante animada y queda bien con los combates, pero lo más llamativo es que quizás recuerde a canciones de bandas como Pink Floyd, Propaganda o incluso The Beatles. Esto se debe a que la música de este juego (al igual que casi todos los de Dragon Ball) fue compuesta por Kenji Yamamoto, un autor que durante décadas se inspiró demasiado (o directamente plagió) en canciones de muchas bandas, actitud que mantuvo hasta que le demandaron por plagio por la música de los juegos de Dragon Ball Z en Playstation 2, lo cual le apartó de los videojuegos y de su trabajo en el anime ‘Dragon Ball Z Kai’

        La saga Butōden tuvo varias iteraciones destacables: en 1994 salió ‘Dragon Ball Z: Buyū Retsuden’ para la consola Mega Drive, el juego ofrecía combates rápidos y fluidos, así como un plantel de personajes tremendamente equilibrado con interesantes incorporaciones (incluyendo el debut de Krilin y dos integrantes del Comando Ginew), a lo que hay que sumar un modo historia a medida de cada luchador con finales que eran puro fanservice. En Super Nintendo habría dos partes más: ‘Dragon Ball Z Super Butōden 3’ (1994), que Bandai realizó con demasiadas prisas para aprovechar el éxito, con pocas opciones (ni siquiera tenía modo historia) y pocos personajes. El siguiente sería ‘Dragon Ball Z Hyper Dimension’ (1997), el cual tenía unas animaciones y un apartado artístico impresionante, mecánicas de juego que combinaban la espectacularidad de los juegos de Dragon Ball con el equilibrio de los juegos de lucha, transiciones entre escenarios y una selección de personajes prácticamente insuperable.

        ‘Dragon Ball Z: Shin Butōden’ salió para Sega Saturn en 1995. El juego fue la contrapartida al terrible y olvidable ‘Dragon Ball Z: Ultimate Battle 22’ de PlayStation, y dejaba atrás los escenarios poligonales y el scaling para recuperar la jugabilidad a pantalla partida (con la opción de proyectar lateralmente a nuestros adversarios) y las geniales choques de ‘Kame Hame Ha’. En portátiles destacaría ‘Dragon Ball Kai: Ultimate Butōden’ (2011), juego de Nintendo DS que tampoco salió de Japón; un juegazo en mecánicas, plantilla de personajes e historia. El último intento fue ‘Dragon Ball Z: Extreme Butōden’ (2015) para la Nintendo 3DS, título que falló en su jugabilidad a pesar de contar con un fanservice desatado por el número enorme de personajes asistentes disponibles. Al menos fue la semilla para que Arc System Works desarrollara más tarde ‘Dragon Ball FighterZ’ (2018), un juego que es la suma de todo los grandes avances de la serie Butōden: un panel de seleccionables enorme y variado, combates intensos con una jugabilidad enfocada en los juegos de lucha 2D, un apartado artístico que iguala lo visto en el anime, e incluso la posibilidad de elegir luchar combates de uno-contra-uno o por equipos de tres.

        En resumen, y como conclusión, quizás ‘Dragon Ball Z Super Butōden 2’ no es el juego con más personajes o mejores gráficos, pero es el que plantó la semilla para todo lo que vendría más adelante, con su modo historia, sus mecánicas jugables, y con una espectacularidad e inmersión inmejorable para la época. Fue, sin duda, el mejor juego de Dragon Ball para todo una generación de fans y otakus, y solo por eso merece cualquier homenaje en forma de reseña.

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