martes, 5 de septiembre de 2017

Rastan Saga (1987 Taito)

Juego arcade de Taito presentado en 1987, en la presentación aparecía un bárbaro -¿alguien dijo Conan?- sentado en un trono dispuesto a contarnos su historia, y la banda sonora brutal a todo volumen ya nos tenía totalmente ganados. Además los gráficos eran míticos para su época, había hombres lagartos, quimeras, demonios alados, centauros, esqueletos y jefes finales gigantescos. Añadamos la posibilidad de cambiar de arma, una de ellas sea una espada flamígera que dispara bolas de fuego, ítems que nos aumentan la velocidad, fuerza o resistencia entre otros efectos, y una dificultad endiablada –siempre pensé que la primera pantalla era mucho más difícil que las siguientes fases-, y tenemos un clásico inigualable.

La versión americana de la placa arcade tiene algunas diferencias con la japonesa, entre otras cosas aparece un pequeño tutorial en una de las pantallas del juego explicando para qué sirve cada objeto que dejaban caer los enemigos, excepto un icono ‘rod’ que aparece una interrogación, y que ahora gracias a internet ya sabemos que sirve para que al matar a un enemigo todos los de su clase que estén en pantalla queden también destruidos.

El juego consta de seis fases, cada uno de ellas con una estructura en tres partes. En la primera, Rastan avanza por una zona que, salvo en las partes subterráneas, se encuentra al aire libre y que lo mismo nos puede llevar a riscos montañosos que a junglas, a saltar sobre troncos para cruzar cataratas o evitar que un desprendimiento de rocas nos aplaste. A continuación llegamos a una fortaleza un tanto laberíntica y plagada de trampas. Y, por último, un salón donde disputamos el combate con el jefe de nivel. El juego tiene todos los ingredientes para ser una maravilla, pero también era muy difícil: saltos milimétricos que en caso de fallar son la muerte instantánea, enemigos sin una pauta concreta, que huyen, vuelven, aparecen en enormes grupos. Jefes finales que son casi imposibles de derrotar si no llegas a su pantalla con un arma especial. Armas que tenían un límite de tiempo de uso, fases que tenías que ir lo más deprisa posible porque si no aparecían murciélagos y más y más enemigos, todo parecía encauzado a una versión ochentera de los speedrun actuales. Además, como nueva curiosidad, si conseguías llegar al último nivel, es uno de los pocos juegos que conozco que no te deja continuar. En resumen, un juego muy exigente.

Es innegable que los gráficos de Rastan no han aguantado el paso del tiempo tan bien como otros lanzamientos de 1987, pero su banda sonora sí es muy destacable. Naoto Yagishita (Rainbow Islands, Darius, Chase HQ) y Masahiko Takaki (The Ninja Warriors, Darius II, Syvalion) crearon unas melodías tan épicas como originales, que ambientaban de maravilla la acción, siguiendo la estela de lo que hizo Basil Poledouris con el Conan de Milius.

A pesar de su popularidad en los salones recreativos, Rastan no tuvo demasiadas adaptaciones a consola. El port a Master System, de 1988, se tomaba bastantes libertades en cuando al diseño de los niveles (y cambiando algunos jefes) pero recreó bastante bien la experiencia original. En una jugada bastante extraña, el cartucho es compatible con la unidad de sonido FM de la Master System japonesa (con la consiguiente mejora en la música), aunque jamás llegó a ver la luz en el mercado nipón. En cambio se comercializó en Estados Unidos y Europa, donde Sega había lanzado la consola sin dicho chip (para ahorrar costes). La versión Game Gear sí que vio la luz en el mercado japonés en 1991, algo que no sucedió en Occidente. Ambos ports son prácticamente idénticos. Además de las adaptaciones para ordenadores domésticos de 8-bits (obra de Imagine/Ocean), hay que destacar la estupenda versión para MSX2, obra de la propia Taito, que llegó a España, como otros tantos lanzamientos para el estándar japonés, de la mano de la barcelonesa Discovery, con aquellas entrañables fotocopias a modo de manual. Tuvimos que esperar mucho, concretamente hasta octubre de 2005, para disfrutar de una conversión ‘pixel perfect’ de Rastan, por obra y gracia del recopilatorio Taito Legends para PlayStation 2, Xbox y PC.

Tuvo dos continuaciones: Rastan Saga II (1988), bastante malo, irreconocible como secuela, y el Warrior Blade - Rastan Saga Episode III (1991), bastante mejor, aunque para mí pierde parte del carisma del primero. Su mueble tenía dos pantallas una junto a la otra para mostrar el juego en vista panorámica. El juego no es lineal, y en ciertos momentos nos permite elegir entre 

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