jueves, 2 de mayo de 2019

Super Castlevania IV (Konami 1991)

Castlevania es una serie de videojuegos, creada y desarrollada por Konami. Esta serie debutó en Japón con la primera versión de Akumajō Dracula para las plataformas Famicom Disk System (FDS) y un mes después para MSX 2 en 1986. Aun cuando la versión de MSX 2 (que fue conocida en Europa como Vampire Killer) fue la primera versión sacada a la venta fuera de Japón, esta no fue la versión original. En América no se conoció hasta que la versión FDS fue reprogramada en formato de cartucho para NES en 1987, bajo el título de Castlevania. A ese cartucho le siguió una secuela con más elementos de RPG y aventura Castlevania II: Simon's Quest (1987),  la versión de arcade Haunted Castle (1988), y finalmente cerrando la etapa de las ocho bits el soberbio Castlevania III: Dracula's Curse (1990). Un año después, y coincidiendo con los primeros meses de la nueva consola Super Nintendo apareció el juego que nos ocupa: Super Castlevania IV (1991).

No posee argumento original dado que es un remake de la primera entrega de NES: Drácula vuele otra vez a la vida y solo hay alguien capaz de hacer frente a su poder, un hombre descendiente del más famoso clan de cazadores de vampiros, Simon Belmont, quien empuñando el arma de su familia, el látigo apodado Vampire Killer, está dispuesto a cumplir con la carga que acarreaba su linaje. La atmósfera del juego es insuperable, ya en la primera fase impresionan detalles como la arquitectura barroca del castillo o la verja que surge del suelo tras cruzar el puente de entrada. Los personajes, tanto Simon Belmont como el amplio y variado catálogo de enemigos, poseen sprites muy detallados, sobre todo algunos jefes de final de fase. Por hacer notar algún aspecto negativo hay que indicar que la animación de nuestro cazavampiros resulta bastante limitada, sobre todo al andar.

Los escenarios son magistrales, llenos de detalle y con un colorido de lo más acertado. Desde las cavernas doradas hasta los aposentos de Drácula, todas las fases mantienen un nivel sobresaliente. Mención especial algunas secciones que se aprovechan de las bondades del Modo 7: pantallas que rotan 180 grados, gigantescas lámparas que se balancean de manera impecable o el memorable túnel en el que el decorado está girando, ofreciendo una sensación de profundidad que se perpetúa en el resto de niveles gracias a la constante presencia de hasta siete suaves planos de scroll. En definitiva, estamos ante uno de los mejores trabajos visuales en 16 bits.

Souji Taro y Masanori Adachi nos legaron una banda sonora memorable, junto a los temas clásicos de anteriores entregas de la saga remezclados y mejorados para la ocasión -Bloody Tears, Vampire Killer, Beginning-, crearon un extenso repertorio de piezas que han pasado a la historia de los videojuegos. Para comprobarlo, nada mejor que conseguir el juego, o bien uno de los múltiples discos recopilatorios por Internet.

En cuanto al juego en sí, cuenta con doce larguísimas fases en las que Simon se enfrentará a multitud de situaciones. Desde el típico avance horizontal eliminando enemigos hasta ascensos por interminables escaleras o saltando entre plataformas, travesías por engranajes mecánicos, precipicios que deberemos sortear balanceándonos, y hasta psicodélicos escenarios que rotan para ponernos las cosas difíciles. Además del mítico látigo que acompaña al héroe desde la primera aventura, podremos utilizar armas secundarias que conseguiremos al golpear los cirios que se disponen por todos los escenarios: hachas, agua bendita, daga, boomerang y reloj que para el tiempo. Una de las cosas que hizo destacable al juego fue el poder usar el látigo en las 8 direcciones, además de poder usarlo manteniendo pulsado el botón de ataque para crear una suerte de barrera contra los proyectiles que nos lancen así como atacar a enemigos que estén alejados del alcance de nuestro látigo; además también sirve para poder colgarnos de ciertas superficies y alcanzar mayores distancias.

A pesar de los años el juego ha envejecido bien: acción directa y sin complicaciones en un envoltorio audiovisual que sigue siendo de lujo. No es especialmente difícil de completar, aunque tiene subidones de dificultad bastante grandes en la parte final. Recorrer sus doce fases y acabar con Drácula requiere de más de una hora de dedicación. Afortunadamente contábamos con unos preciados passwords para poder retomar la aventura en el punto en el que la dejamos. Por cierto una vez superado el juego volvíamos a comenzar la partida, pero esta vez la dificultad era aún mayor, por ejemplo los enemigos necesitan muchos más toques para morir y aparecían en mayor número. La típica segunda vuelta de los juegos de Konami, un pequeño secreto más del juego.

            El juego es otro de mis incunables. Si no me falla la memoria es el primer juego que compré después de conseguir el famoso pack de Consola + Super Mario World + Street Fighter II, y le tengo mucho cariño. Para finalizar señalar que este es otro juego que solo se puede disfrutar o bien en la consola original o en las Consola Virtual de Wii y Wii U. Naturalmente la opción del emulador siempre está ahí, y el Znes o Snes9x no requieren un PC especialmente potente.

            Como última curiosidad Konami encargó a un pequeño grupo el desarrollo de Super Castlevania IV. Pasados unos años este grupo se desvinculó de Konami y formó su propio estudio, denominado Treasure, que se fundó el 19 de Junio de 1992 en Japón, y desde entonces son famosos por sus colaboraciones con Sega (Light Crusader, Guardian Heroes, Gunstar Heroes) y por juegos como Ikaruga o el Radiant Silvergun. Quería desde aquí hacerles un sentido homenaje por su aportación en Super Nintendo con los tres juegazos que he comentado ya: Contra III: The Alien Wars, Axelay y Super Castlevania IV. Gracias.

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